Cofradía de la Tercera Orden

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La Almunia de Doña Godina

Hoy entramos en la celebración de los días Santos de la muerte y resurrección del Señor. Después de toda la preparación de la Cuaresma, (hoy, – esta tarde-), estamos dispuestos, como los apóstoles, a acompañarle en este momento intenso, en la cena de despedida. Él nos deja en el pan y en el vino de la Eucaristía el signo y la presencia de su entrega amorosa a nosotros. Abramos, hermanos y hermanas, nuestro corazón a su Palabra y a su Amor, para revivir con Él los días centrales de nuestra fe.

Lavatorio de pies - Última Cena

Lavatorio de pies – Última Cena

Jesús muestra todo lo que ha significado su vida: ponerse al servicio de todos, darse totalmente. Él nos ha enseñado lavando los pies a los discípulos y nos deja el pan y el vino, la Eucaristía, para que todo lo que Él es, siga presente en nosotros.

Ese pan partido, esa copa de vino, en manos de los apóstoles. Su Cuerpo, su Sangre. Es comida y bebida para los que caminamos por el mundo buscando. Cuando esta tarde nos encontremos juntos alrededor de la mesa, seremos, una vez más, familia. Y Jesucristo, nuestro hermano, nos lavará los pies para decirnos que debemos servirnos unos a otros con toda generosidad. Y nos hablará desde el corazón: “amaos como yo os he amado”. Y finalmente nos partirá un trozo de pan. Después, velaremos con él. Y también nos asustará el dolor. Y la tiniebla. Aun así, como él, aceptaremos la muerte.

Él vino a servir, y no a ser servido. En la cruz se entregó totalmente. Pero antes quiso hacer este gesto simbólico para que nosotros seamos signos vivientes del “Cristo entregado por los demás”.

– Tomad y comed “Esto es mi cuerpo”… Tomad y bebed: esta es mi sangre”

El pan y el vino: la parábola de las parábolas, en la cena de despedida de Jesús.

– Jesús se sintió pan, se sintió grano de trigo enterrado y muerto para ser fecundo, por el Viento de Dios para nuestro alimento.

– Jesús se sintió grano de uva estrujado y exprimido, fermentado hasta ser vino generoso que enciende el espíritu del que lo bebe..

– Jesús leyó durante la cena su vida entera, como se lee la vida en la cercanía cierta de la muerte, y se interpretó a sí mismo con la más bella de todas las parábolas.

J.E. Ruiz de Galarreta sj

Aquella noche, Jesús fue detenido, y terminó ejecutado en una Cruz: un fracaso a los ojos de todos. Pero aquello no fue el final. Unos días después, los discípulos, que habían vivido la muerte de Jesús como un total desastre, salieron a la calle a comunicar a Jesús vivo, porque habían experimentado su presencia.

Jesús, la noche de su detención, celebró una cena con sus discípulos y allí en un ambiente en que se podía prever muy claramente su próxima muerte, les dejó un signo, un Sacramento para el futuro. Les partió el pan, les pasó una copa de vino y les dijo que aquel pan y aquel vino eran su Cuerpo y su Sangre, su presencia viva en medio de ellos. Él, más allá de la muerte, permanecería así junto a ellos con toda su fuerza y su Gracia.

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